
Le hizo el peor de los daños. Le quitó el pedazo que le quedaba de vida de una manera atroz. Lo asesinó y no pudo evitarlo. Pasaron sólo unos instantes y para mi asombro, ella se levantó.
Tiene en el rostro un gesto diabólico y su desnudez la cubre un chorro de sangre inacabable. Lo está buscando y no parará hasta vengarse.
Me oculto detrás de una puerta temiendo que su olfato me encuentre.
Soy el lado B de la cobardía y me culpo...
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