Voy a hacer el negocio de la vida. Voy a vender autoestima.
No doy fiado ni a mis amigas. La autoestima tendrá un empaque de papel reciclado. Será austero pero elegante y trendy. Los tamaños regulares: chico, mediano y grande. No puedo consumirme el producto, porque eso pondría en riesgo el negocio. Voy a asegurarme que tenga un olor que nada tenga que ver con chocolates o palomitas, ni tampoco con la loción que usas, será más bien un olor desagradable, fétido. Porque ¿de qué otro modo se conservaría el dulce equilibrio del dolor y el autoengaño?, ¿quién soy yo para perdonarme?
Doce años
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Pasaron 12 años desde la última entrada a este blog. El mundo cambió. Mi
vida cambió.
Curiosamente, aquellos primeros protagonistas de el muy añejo Sin...
Hace 6 meses
1 comentario:
me encanta como escribes, en verdad atrapas con tus letras. Te felicito y prometo desde ahorita hacerme adicta de tu blog.
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