Qué manera de arruinarlo todo.
En las relaciones humanas, a veces, no importa que hayas hecho muchas cosas bien, si te empeñas en hacer algunas cuantas mal y de manera reiterada. Habrás echado por la borda un esfuerzo genuino y la "buena voluntad".
La manera en que vas cometiendo un error sin remediarlo pero justificándolo a través de la soberbia y la autocomplacencia terminan por destruir tus relaciones y al final del día, a ti mismo.
No estoy hablando de amoríos, estoy hablando del gobierno. Estoy escandalizada, boquiabierta.
1. Obligar a todos los funcionarios a pagar el servicio de agua instrumentando medidas coercitivas a través de la Contraloría que pasan por los derechos laborales a través de amenazas de perdida de confianza. Si el gobierno no puede ejercer presión a través de los mecanismos institucionales para que la ciudadanía pague los servicios, NO PUEDEN obligarte ejerciendo violencia con la retención de salarios o la promesa de despedirte. Es un atropello para un gobierno que supuestamente tiene el Programa de Derechos Humanos más avanzado. Es una arbitrariedad.
2. El retroceso con la democracia. El cambio de formato del Informe de Gobierno en la ALDF. Cuando la izquierda ha abanderado siempre desde la oposición el diálogo y la apertura de espacios, el día que eres gobierno vas reduciendo las libertades. Una asamblea que no se siente un poder distinto sino que asume una relación patrón-servidumbre frente al gobierno local. Una asamblea que apenas instalada anuncia que formará un grupo parlamentario cueste lo que cueste, sumando votos para el agandalle de la Comisión de gobierno. Una asamblea que se asusta porque la oposición dice que traerá una "sorpresita" a su patrón y no se sonrojaban cuando llevaban "pastelitos" al Congreso. Una asamblea que pacta con aquellos que fueron los principales detractores de su jefe y de sus propuestas legislativas. Una asamblea que a pesar de ser mayoría siente que la democracia se ejerce únicamente siendo carro completo. Una asamblea que no tiene principios, ni memoria y mucho menos dignidad.
3. La soberbia. Un gobierno que hace cosas mal. Ante la falta de previsión en un evento masivo donde sólo los dioses y la fortuna permitieron que no hubiese una tragedia, en un escenario de riesgo inaudito, el gobierno local sale a defenderse, a decir que si hizo cuando no lo hizo. Un gobierno que no toma nota y que en cambio se confronta. Porque creen que la gente es tonta, creen que es un asunto político. Esto no es contra FCH, esto es contra la población que mentaba madres, que tuvo miedo, que se sintió sola y desprotegida. Hoy leo con horror que el Secretario de Protección Civil asegura que gracias a él se canceló la tercera función. Dice Marcelo que aquí andaba ese Secretario. Yo creo que eso pasó en otra dimensión porque si no ¿cómo es que yo si vi la tercera función? Además mienten. Es probable que si tenga el gobierno la capacidad de manejar estos eventos, pero la realidad es que en esta ocasión no lo hicieron. Y qué si se aparece otro loco como Josmar o el homicida de Balderas y qué tal que se repite el New´s Divine... mejor que nos agarren confesados pero nunca criticados.
4. Mientras en La Habana el Palacio de la Revolución se convierte en escenario para que un millón de jóvenes tengan un encuentro musical, en el Zócalo se presenta el Buró Político a ver un desfile o un performance ridículo. Allí sentadito el Comandante en Jefe junto a sus 500 invitados (de los cuales probablemente más de la mitad también eran empleados)saludando y aplaudiendo a sus más de 5 mil empleados que iban disfrazados. No es sólo un acto digno de un dictador senil, sino de un dictador senil loco. Ya lo perdimos. Cuando los líderes se hacen fiestas con la finalidad de sobarse el ego, los demás tenemos que estar atentos.
Así que, volviendo a las relaciones humanas, si yo tengo un novio que un día llega a mi casa vistiendo un disfraz de Godzuki, me dice que la culpa de nuestros problemas la tiene mi padre y no él, me exige a cambio de un beso que pague la gasolina y encima permite que yo maneje un auto sin frenos...
probablemente me echaría a correr...
Pero yo, aquí, ahora, no puedo.
Doce años
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Pasaron 12 años desde la última entrada a este blog. El mundo cambió. Mi
vida cambió.
Curiosamente, aquellos primeros protagonistas de el muy añejo Sin...
Hace 6 meses
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