miércoles, 5 de agosto de 2009

Throw like a girl


Gritos de auxilio. Somos varias mujeres. Un agresor sexual nos persigue e intentamos defendernos. Encontramos un escondite y esta vez un grupo de hombres armados se solidariza con nosotras. Me ofrezco como anzuelo y me percato que son varios los potenciales violadores. Llego antes que ellos al lugar donde nos defenderemos. Me tiro al piso y aguanto la respiración detrás de un muro muy delgado. Estoy segura que pueden verme y tengo miedo de que me descubran, pero pasan de largo y caen en la trampa. Están rodeados. Sostengo un rifle de madera en mis manos y no sé cómo utilizarlo, pero he visto en las películas cómo se hace. Confío en que llegado el momento sabré qué hacer. Noto con desesperación que nadie piensa disparar. ¿Tengo que hacerlo todo yo? Me incorporo, corto cartucho, apunto y tiro a matar. La balacera comienza, el resto de los varones me secundan. Las mujeres están en absoluto silencio e inamovibles. Me serviría que por lo menos gritaran, pero no lo hacen. ¿Es que tengo que hacerlo todo yo? ¡No se dan cuenta que yo estoy disparando, no puedo gritar al mismo tiempo porque estoy concentrada apuntando! Se me terminan las balas. Pero hemos fabricado unas mini bayonetas. Es un arma que no he visto antes pero sé exactamente cómo funcionan. Hay que arrojarlas al enemigo, pero hay que saber aventarlas como niño, no como niña. Yo sé que puedo hacerlo, igual que lo hago cuando arrojo piedras al agua... "i don´t throw like a girl, i don´t", me convenzo. Reconozco al primer agresor que trata de huir, así que con todas mis fuerzas lanzo el casero misil y cae al suelo. Diosanto, tantos muertos. ¿Estamos bien de este lado? Recuento de las mujeres. En orden. Estoy tranquila con haber asesinado. Mañana escribiré esto en mi blog, pienso. Y con un suspiro me alejo.

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