sábado, 15 de noviembre de 2008

Envejecer

No importa cuánto trate de engañar al tiempo, de vez en cuando me da una sarandeada para que tenga los pies en la tierra y me aviente al despeñadero donde envejecer es simplemente lo único que queda.
Uso una crema de baba de caracol, medio me disfrazo de forever young, o de forever nomás pero eso no detiene la catársis de las canas, las arrugas y el cansancio que viene con el trauma, el estrés y sobre todo la impotencia ante el miedo.
Cada tanto me siento el ser más solitario del mundo pero cuando creo que ya no hay salida siempre aparece la ayuda, el apoyo y la solidaridad.
Ha terminado el día, he bebido suficiente y me siento agotada pero al final, tranquila.
Quizá hoy haya acumulado más patas de gallo, alguna otra cana y mis dedos se han descompuesto aún más.
También gané confianza, reforcé amigos y me dí cuenta una vez más, que siempre se puede o mejor aún, que siempre puedo.
En otro momento hablaré de la inseguridad en este país. Hoy no quiero escuchar la palabra secuestro, robo, homicidio, procuraduría, seguridad, justicia, móvil, extravío ni nada que se parezca. Me conformo con saber que mis hermanas, mi madre y el resto de mi familia están igual de agotados que yo, pero duermen seguros y tranquilos.

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