lunes, 24 de noviembre de 2008

Propiedad Privada


A los elefantes de trabajo les cuelgan un cencerro enorme para que los pobladores puedan saber cuando se meten a sus cultivos a comer fruta. Sin embargo, los mangos de los árboles se siguen extraviando todas las noches como por arte de magia.
Lo que nadie sabe es que los gigantescos mamíferos esperan que todo mundo se haya metido a dormir, recogen barro del suelo y rellenan con sus trompas los lados del cencerro. Así se meten en las casas y toman la fruta. Luego corren a humedecer la campana para que por la mañana nadie note la trampa. Pero todavía no logro averiguar cómo hacen para andar de puntitas y que no despierten con esas pisadas...