lunes, 3 de noviembre de 2008

Obama en las alturas

Lo bueno de no tener cortinas es que puede variar la decoración de la casa que da a la calle. Hoy hay dos pequeños carteles que dicen "CHANGE, barackobama.com" en el mismísimo barrio de San Pedro de los Pinos. Junto al zapatista que carga el pin del partido socialista francés, hay otro zapatista cargando el pin de Obama. El plato de centro de mesa sostiene un pequeño muñeco de Biden apuntando con su dedo índice hacia abajo y a la izquierda (aunque bien podría estar apuntando a cualquier otro lado).
Hace exactamente ocho años que ganó Bush. Cuatro años más tarde tenía la certeza de que el electorado gringo le cobraría la factura pero no sudeció así... volvió a ganar. Entonces prometí que no volvería a pisar Estados Unidos hasta que ganaran los demócratas. Y bueno, he pisado un par de aeropuertos pero únicamente por necesidad de hacer escalas. A pesar de tener buenas amigas y amigos e invitaciones varias, un compromiso conmigo misma (claro), me ha impedido pasar al otro lado. Ni siquiera cuando viajaba tanto a la frontera con el partido. Así que me tenido que resignar a pedir cosas por internet, encargar chicles sabor canela, chocolates Ghirardelli y por supuesto souvenirs de la campaña presidencial 2008.
Me preocupa el hecho de que el "presidente del mundo" sólo pueda ser electo por los gringos. Aclaro, esto no es un asunto antinacionalista o malinchista. Seamos realistas, ya lo dijo Aguilar Zínser -q.e.p.d-, somos el patio trasero del gabacho y todo lo que les suceda nos concierne. Para muestra, la crisis económica que atraviesan.
Creo también que en el futuro, los diccionarios explicarán la palabra "cambio" con la definición de un afroamericano hijo de un negro de Kenia y una blanca de Kansas, que nació en Hawai y estudió en Indonesia y en Harvard.
Espero que mañana sea un día histórico felíz. Hace tanto que no gana un candidato mío que ésta elección la siento como propia.
HOPE!