Hay maneras

No moriría por nadie ni por nada. O por casi nadie y por casi nada. Pero en un escenario extremo, ante la pregunta "morirías por tu país?" diría que dependiendo... Tendría que tratarse de un esfuerzo colectivo que valiera la pena o una situación heróica y arrebatadora. Es decir, yo no daría mi vida en un acto gris bajo ninguna categoría. La misma evaluación hice el día que volaba sobre la ciudad de Colima y el tren de aterrizaje no podía bajar. Los pasajeros rezaban y algunos otros pegaban gritos. Yo en cambio, movía la cabeza de un lado a otro pensando, "qué manera tan chafa de morir... yendo a Colima... para ser un avionazo -todavía en las Torres Gemelas, pero en un Aerocaribe!!!... qué lamentable final, tan poco sofisticado...". Estaba escrito (me pregunto quién y dónde escribe los finales de las historias) que no iba a morir ese día y que nunca más compraría boleto de esa terrible y rota aerolínea.

Me pregunto qué habrá pasado por la cabeza del difunto Mouriño, de Vasconcelos, de sus acompañantes y de la tripulación. Una cosa es segura, supieron que iban a morir, quizá unos momentos antes nada más, pero lo supieron mientras continuaban con vida.

Alguno habrá soltado palabras altisonantes?
Se habrán tomado de las manos unos a otros?
Sacaron el celular en el vano intento de hacer una llamada de despedida?

Nunca lo sabremos.

Después de escuchar y leer las referencias sobre Juan Camilo, supongo que él moriría por su país.
No es ningún prócer de la democracia ni de la transparencia pero seguramente se tomaba a pecho su papel de reformador...
(reformador.- dícese de quien hace negocios bajo la sombra del influyentismo).

Como sea, me pregunto si él, si ellos, antes de morir pensaron que su final era de bajísimo nivel... Morir viniendo de San Luis a la Ciudad de México. Para todo hay maneras, fue así que...

-Piloto, si hemos de morir, estréllese en Reforma

-Pero Señor Secretario, está Campo Marte o Chapultepec...

-Piloto, obedezca, sobre Reforma y que sea cerca de la fuente de Petróleos...